martes, 11 de diciembre de 2012

Sicalipsis

Fue un dulce y limpio crimen. Le sacó minuciosamente hasta la última gota de sangre para dejarlo impecable por dentro, sin pecado. Su alma automáticamente quedó redimida de sus impurezas originales. Aún así, su destino no iba a ser el cielo. Ni el infierno. Porque esos destinos no existen. Su destino era el abismo, la inmensidad vagando por ningún sitio, vagando por la vastedad más áspera jamás conocida.

Le fueron, también, arrebatados los sentidos uno a uno, aunque sin causar ningún tipo de dolor a causa de su inerte corazón. ¿Su pecado? Sólo nadie lo sabe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario