sábado, 3 de noviembre de 2012

El arte de escribir

En mi mente hay demasiado desorden diario. Nunca me he preocupado de oganizar las ideas, de colocar las palabras alfabéticamente, ni siquiera por orden de prioridad o significado. Las palabras se amontonan en cierta parte del cerebro que las aprisiona para que no salgan. Es frustrante. Como tener una palabra en la punta de la lengua y que no quiera salir jamás.
Pero no estamos obligados a hacer todo a la perfección. De hecho, estamos creados imperfectos por defecto. Curioso, ¿no? Nuestra propia imperfección nos obliga a hacerlo todo imperfecto, ¡qué desvarío! Pero si atendemos un poco, tan sólo un poquito, nos damos cuenta de que alguien a quienes clasificamos como "por encima de nosotros" intenta hacernos hacer todo perfectamente.

Volviendo al tema, ¿quién es un escritor? Es alguien que disfruta escribiendo, quizás compartiendo algo con los demás, sentir que sirve para transmitir ciertas historias o informaciones, incluso conmover a alguien con las palabras que, aleatoriamente, mezcla creando historias y libros. Entonces, la creación depende del autor, del escritor, del artista... ¿por qué, entonces, debemos seguir pautas ordenadas? ¿Por qué no podemos liberar nuestra mente como nos de la gana? Desde luego, esta sociedad cada vez pone los pelos más de punta a los escritores de hoy día, ¡a los artistas de nuestra cultura!
Les gusta jugar con los hilos que nos atan. Nos tratan como meros títeres a merced de un malvado gobernador que juega a decapitar a sus muñecos, ¡como esclavos! Yo seré esclava, pero nunca querría esclavizar a mis palabras, a mi mente. Nunca podrán mangonear mi propio estilo de vida, mi manera de ver el mundo, que plasmo precisamente en un escrito. Seguirán habiendo escritores, seguirán habiendo lectores, seguirá habiendo esa libertad prohibida de canalizar las absurdeces y acontedimientos erróneos en el mundo. Nunca les harán callar, nunca vamos a callar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario